El chico huele zapatillas sudorosas y calcetines abuela mexicana cojiendo de chicas
La mañana después de correr por el parque, no tiene prisa por darse una ducha porque abuela mexicana cojiendo sabe que a su amante le encanta algo especial. El hombre olisquea con placer las zapatillas y los calcetines sudados de la niña y luego se chupa los dedos sin lavar. Para él, este olor es más hermoso que el whisky más caro. La niña anima a un amigo, le pone las piernas y los zapatos bajo la nariz, obligándola a escuchar su insuperable aroma. A ella le gusta que el tío le dé mucho placer a sus piernas, por lo que se excita rápidamente. El polluelo se mete los pies en la nariz, se acaricia la cara con ellos y pide volver a oler las zapatillas sudorosas. El chico cumple dócilmente todos sus deseos porque es capaz de combinar el fetiche de pies y la sumisión.